lunes, 8 de agosto de 2011

JORGE LUIS OVIEDO: POETA DE LO COTIDIANO


Teresa Cerrato

Un escritor polifacético

Jorge Luis Oviedo sobresale en la esfera literaria hondureña como uno de los más talentosos escritores contemporáneos. Su versatilidad como autor se evidencia en su incursión en múltiples campos literarios. Oviedo ha publicado poesía, cuento breve, novela corta y también ha hecho investigación bibliográfica y crítica literaria. En total ha publicado más de diez obras distintas, parte de las cuales ha sido traducida al inglés, el griego, el alemán y el italiano. Su trabajo también se ha difundido en Latinoamérica y Europa a través de trabajos suyos o sobre su obra que han sido publicados en diferentes libros y revistas, como el artículo de Claudio Soriano, “Jorge Luis Oviedo, trabajador de la cultura hondureña”, publicado en El Nacional de Ahora de República Dominicana. Revistas literarias como Ojuebey, Casa de las Américas, Insula y Hojas Universitarias también han dedicado espacio a promover al autor hondureño. Asismismo varios diarios latinoamericanos importantes como el Excelsior de Méjico, El Espectador de Bogotá y
Barricada de Nicaragua han contribuido a dar a conocer a Oviedo. Oviedo también ha sido reconocido por la calidad de su trabajo con el Premio Hispanoamericano de Poesía Universidad de Panamá y el Premio Hispanoamericano de Cuento Universidad de Panamá, otorgados simultáneamente en 1982 por sus libros Aproximaciones (poesía) y La muerte más aplaudida (cuento).
Originario de La Libertad, en el departamento de Comayagua, Oviedo ha estado en contacto con la literatura desde temprana edad. El autor reporta que de niño tuvo “acceso a lecturas generales de todo tipo” (Ramírez 77). Más tarde, como estudiante de secundaria 14 dedicaba sus horas libres a la lectura de autores latinoamericanos. Sin embargo, no fue sino hasta que ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras que decidió dedicarse al estudio de la literatura, para lo cual rechazó una beca de la escuela de medicina y se inscribió en la carrera de letras. Actualmente desarrolla su actividad literaria en adición a sus
responsabilidades como maestro de educación media y catedrático universitario.

Algunas influencias en su obra
Aunque Oviedo ha escrito varias obras de poesía, en este trabajo se discutirá solamente su narrativa.
Como se mencionó anteriormente, Oviedo ha estado siempre en contacto con la literatura latinoamericana y es allí donde pueden encontrarse la mayoría de sus influencias, especialmente la del autor guatemalteco Augusto Monterroso.
La influencia de Monterroso, a quien Cluff ha señalado como el maestro de la obra brevísima (54), puede ser considerada como la más sobresaliente en Oviedo, puesto que una de las características distintivas del trabajo de este último es su brevedad. La lectura de La muerte más aplaudida, la primera publicación narrativa de Oviedo, presenta al público con 27 viñetas1, las más extensas de las cuales abarcan poco más de una página. Es en este libro donde pueden encontrarse los ejemplos más representativos de la brevedad narrativa del autor hondureño, como es el caso de “Ignorancia positiva”: Cuando el coronel perdió la
cuenta de los muertos, paró los fusilamientos. Estaba seguro que los números se habían  terminado para siempre (Oviedo, Muerte 16). En este ejemplo, solamente dos oraciones constituyen el cuento y sugieren una relación con la técnica narrativa de Monterroso, cuyo 1"Any brief composition or self-contained passage, usually a descriptive prose *sketch, *essay, or *short story" (From: Baldick, Chris. The concise Oxford dictionary of literary terms. Oxford: Oxford University Press: 1990). 15 relato más breve, “El dinosaurio” consiste de una sola oración: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” (7). El resto de la obra de Oviedo también se caracteriza por su brevedad, aunque sigue siendo La muerte más aplaudida la más breve.
Aunque Oviedo no ha mencionado específicamente la influencia de Monterroso en su propio trabajo, sí es posible inferir que el autor hondureño está familiarizado con el estilo del autor guatemalteco. En su introducción a su Antologia del cuento hondureño, Oviedo sugiere la influencia de Monterroso en la obra del escritor hondureño Pompeyo del Valle, lo cual indica que Oviedo tiene cierto conocimiento de la técnica y el
estilo de Monterroso (Ramírez 7). Entre las influencias que Oviedo ha mencionado personalmente se encuentran la de Juan Rulfo y la de Gabriel García Márquez.
Específicamente fueron El llano en llamas y Los funerales de la mamá grande, ambos colecciones de cuentos, los que inspiraron a Oviedo a escribir sus primeros relatos.
Oviedo aclara que el aspecto de estos autores que más le influenció fue el tratamiento que ambos dan a la realidad en sus cuentos. Al entrar en contacto con ellos, Oviedo descubrió que “la realidad [cotidiana] era un material del cual se podía hacer literatura” (Ramírez 7). Por ejemplo, la realidad común Latinoamericana del cacique rural y su eventual derrota es abordada en forma similar por Rulfo y Oviedo. En Pedro Páramo,
Rulfo cierra la narración con la muerte del cacique local a manos de uno de los muchos individuos a quienes había oprimido: [Pedro Páramo] se apoyó en los brazos de Damiana Cisneros e hizo intento de caminar. Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras (195).
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El cacique acaba sus días “suplicando por dentro”, totalmente indefenso ante la venganza de su asesino. Ramón Castro, el cacique local en La gloria del muerto también tiene un final caracterizado por la impotencia del protagonista ante el odio de sus víctimas: Y sobresalía, entre toda aquella ridiculez producida por el maquillaje de su rostro, el peinado de su cabellera, el collar de madera semajando [sic] sus órganos sexuales, las botas y la oscuridad de su pelambre, cuando lo vimos de espaldas, la figura nítida de una rosa blanca que con mucho tacto y buen sentido del humor le habían colocado en el culo (75).
En el caso de Ramón Castro la venganza es llevada más allá. No termina convertido en un montón de piedras sino en un personaje grotesco y ridículo.
La influencia de García Márquez en Oviedo esta puede verse en el tratamiento que ambos autores hacen de la realidad. Un ejemplo de se aprecia en la forma en que García Márquez y Oviedo escriben sobre el muy común y cotidiano asunto de jovencitas que desaparecen, supuestamente con sus enamorados. En Cien años de soledad García Márquez eleva a Remedios, la bella a los cielos y crea la conmoción necesaria para este evento, pero también introduce la duda: “Los forasteros, por supuesto, pensaron que Remedios, la bella,
había sucumbido por fin a su irrevocable destino de abeja reina y que su familia trataba se salvar la honra con la patraña de la levitación” (280). Oviedo logra un efecto similar en su cuento “La cara del espejo” donde los padres de Rosaura, la protagonista inician una búsqueda intensa por el pueblo, convencidos de que su hija se ha fugado con su novio Julián. Cuando por fin se dan por vencidos regresan a casa para encontrar a Rosaura, “viva y fresca, atrapada para siempre en la memoria del cristal” (79).
Como en los ejemplos citados anteriormente, la influencia de Monterroso, Rulfo y García Márquez puede sentirse en otros relatos de Oviedo. Estas influencias de ninguna manera disminuyen el mérito de la obra del autor hondureño; al contrario, la enriquecen.
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Como sugiere Ramírez “Oviedo escribe con la habilidad de alguien que, aunque reconoce su nutrición en la lectura de quienes tienen ya un nombre en la literatura hispanoamericana, puede tomar algunos modelos y aplicarlos con gran acierto al tema que desea tratar” (7).

Oviedo ha sido capaz de extrapolar la técnica y el estilo de sus predecesores y de aplicarlos a su realidad, que es la misma realidad hondureña, con un estilo propio y novedoso. El trabajo de Oviedo encaja perfectamente con la realidad que lo inspira. A este respecto el autor opina que no podría, aunque quisiera, escapar a su realidad ya que el existencialismo de la sociedad hondureña, como parte del tercer mundo, no es metafísico, sino más bien afincado en la realidad (Ramírez 111). El hambre, la salud, la educación y los derechos humanos son preocupaciones permanentes de la sociedad hondureña y Oviedo, en su misión
de transformar la realidad en literatura, tiene que incorporarlas a su obra.

Jorge Luis Oviedo y la teoría literaria
El interés inicial de Oviedo por “hacer literatura” partiendo de la realidad cotidiana lo llevó más tarde a descubrir que la realidad hondureña presentaba características específicas que se encuentran arraigadas en la desigualdad social y el abuso del poder. Desde este contexto puede verse el trabajo de Oviedo como una expresión de la teoría marxista. Una revisión de la descripción que Bonnycastle hace del marxismo confirman esta sugerencia: Marxist criticism pays a lot of attention to the social structures that allocate power to different groups in society. Marxist critics often judge literature by how it represents the main struggles for power going on at the same time it was written, and by how it may influence the issues. Marxists often applaud works of literature that seem likely to have the social or political results they desire (165).
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La mayoría de los relatos de Oviedo son una representación de la lucha por el poder y de la opresión. Al momento de su publicación en la decada de los ochenta y principios de los noventa, los trabajos de Oviedo confrontaban la realidad que se estaba viviendo y que incluía la opresión y la violación de los derechos humanos. Un ejemplo de la representación de la desigualdad del poder aparece en la trama de “Los encuentros”, un relato en que dos amigos de la infancia se reencuentran más tarde como adversarios: uno es capitán del ejército y representante de la opresión y el otro un huelguista y representante de las clases
populares. Los monólogos internos que Oviedo crea para cada personaje transmiten la intensidad del conflicto. Ante una posible duda sobre lo que debe hacer, el capitán reconsidera y llega a la conclusión de que “[s]i está aquí es por algo, a nadie se le trae por gusto, quién lo manda a sudar calenturas ajenas” (Oviedo, Cincocuentos 33). El interrogado, por su parte, resume en su monólogo interior los sentimientos de su grupo: “el poder lo tiene jodido, se cree el dueño del mundo, se cree un dios, como si nunca va a morir, como si  fuera a vivir eternamente...” (Oviedo, Cincocuentos 34).
La situación presentada en “Los encuentros” no es desconocida extraña dentro de la realidad hondureña, donde la clase obrera ha sido siempre reprimida por las fuerzas militares. Oviedo recrea este hecho dentro de sus obras y de esa manera crea una literatura de denuncia al transformar la realidad cotidiana en obras literarias. En este sentido Oviedo ha dado a su trabajo la cualidad de “narotnos” o popularidad propuesta por el realismo social soviético al transmitir en sus relatos “a high level of social awareness, revealing a sense of the truth social conditions and feelings of a particular epoch” (Selden and Widdowson 73). Cabe notar, sin embargo, que a pesar de haber alcanzado un estandard propuesto por el realismo socialista, Oviedo no considera que la narrativa hondureña actual se suscriba estrictamente a tal corriente. De hecho, Oviedo rechaza el realismo socialista que proponía hacer del texto literario un instrumento de lucha ideológica (Oviedo, Antología 18).
El autor recrea en sus obras la realidad pero sin la intención de producir “panfletos”. En lo que lo se refiere al papel que la realidad juega en la literatura contempóranea, Oviedo opina que no se da ni evasión de la realidad ni elaboración de pancartas. La realidad ficticia para Oviedo, especialmente en lo que se refiere a los personajes de su obra, aun cuando está imbuída en “el contexto imaginario de la fábula, es más similar a la ‘realidad real” (Oviedo, Antología 18). Para Oviedo hay una correspondencia casi automática entre el
ambiente físico y los personajes del mundo ficticio y la realidad, de allí que este autor logre dar una representación fiel de la realidad, creando un efecto de “realidad real” dentro de la ficción.

Algunas características de la obra de Oviedo
Como se mencionó anteriormente, el trabajo de Oviedo está impregnado de realidad hondureña en los planos social, histórico y político. Las características de su obra pueden agruparse de acuerdo a tres criterios sobresalientes: el ambiente, los personajes y el lenguaje.
Estos tres criterios reflejan la fidelidad con la que Oviedo trata de representar la realidad de su país.

El ambiente
Uno de los aspectos de la obra de Oviedo que revela su aprehensión de la realidad hondureña es el ambiente rural presentado en sus relatos. La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos reporta que de una población de casi cinco millones aproximadamente la mitad reside en la zona rural (xvi). Oviedo representa en su obra una situación común de la mayoría de los hondureños. Sus narradores y personajes se refieren al “pueblo” como el marco geográfico de la acción. Para Oviedo parece ser muy importante la ubicación de sus
relatos en un ambiente geográfico determinado. En dos de sus relatos más extensos, La Turca y La gloria del muerto, la ubicación de la acción se revela en la oración que abre la narración: La Turca fue expulsada del pueblo la madrugada del sabado 19 de julio de 1975 acusada de perturbar el orden público y corromper a los menores, por más de trescientas mujeres histéricas y un cura encolerizado, quienes la llevaron en andas hasta la salida del pueblo... (Oviedo, Turca 7).

En La gloria del muerto dice Oviedo: “Ramón Castro tuvo el entierro más concurrido del pueblo porque nadie supo como él ganarse el odio de la gente...” (7). En ambos casos la palabra “pueblo” transmite al lector la idea no sólo de una ubicación geográfica, sino la de unidad y solidaridad. Con la apertura que Oviedo da a su relato también está implicando que el pueblo no es solamente un lugar sino una conglomeración de individuos que han trabajado juntos por un objetivo común.
En su introducción a su Antología del nuevo cuento hondureño Oviedo apunta que en la literatura hondureña los relatos rurales sirven tan bien como los urbanos para el desarrollo de la acción (18). La selección de un ambiente rural en oposición a uno urbano, también provee a Oviedo con una atmósfera propicia para recrear el existencialismo afincado en la realidad del que Oviedo ha hablado anteriormente. Acevedo sugiere que un ambiente urbano se presta más para que “la dimensión individual [y] los conflictos íntimos de los personajes” pasen a ocupar un primer plano (129). El existencialismo metafísico se vuelve preponderante en los relatos urbanos lo cual no encaja con la realidad hondureña que Oviedo trata de plasmar en sus relatos.

Los personajes
El segundo aspecto característico de Oviedo son sus personajes. Los protagonistas de este autor son en su mayoría de extracción popular: vendedores ambulantes como La Turca, niños de la calle como Teleño, caciques oportunistas como Ramón Castro, y soldados u oficiales de bajo rango como el cabo Antúnez. Nuevamente, Oviedo logra capturar con sus personajes una realidad que implica desigualdades sociales y desequilibrio en la distribución del poder. Oviedo permite al lector acercarse y conocer más detenidamente la cultura, el universo en que se mueven estos miembros de la sociedad hondureña que, por ser parte de las clases bajas, generalmente son ignorados o estereotipados. A través de Oviedo dejan de ser individuos grises cuya única característica sobresaliente es su pobreza y marginalidad.

La importancia y el papel sobresaliente de los personajes puede explicarse a través de acuerdo a las ideas del crítico Ferrara quien considera que tanto los objetos como los eventos de la ficción existen de una manera u otra, gracias a los personajes (traducción mía) (Rimmon-Kenan 35). Este parece ser el caso de las tres novelas a analizarse en este trabajo donde incluso el título es una alusión al papel sobresaliente de los protagonistas. La Turca hace referencia a una mujer alrededor de la cual se desarrolla la acción. La Gloria del muerto se refiere a la narración y celebración de la muerte de Ramón Castro, el protagonista. Como mi general no hay dos implica una exaltación del general, el personaje principal.
Al igual que hace con el ambiente, Oviedo trata de transmitir al lector la importancia de los personajes al incluirlos en la apertura de sus relatos: “La Turca fue expulsada del pueblo en la madrugada del sábado 19 de julio de 1975... “ (Oviedo, Turca 7); “Ramón Castro tuvo el entierro más concurrido del pueblo...” (Oviedo, Gloria 7); “Como mi general no hay dos, no habrá otro igual quiero decir...” (Oviedo, General 23). Todos estos personajes también comparten el denominador común de ser, como lo indica Ferrara, la razón de ser de los objetos y los eventos (35). Sin estos personajes no habría relato.

Ramírez también señala que en los relatos de Oviedo “los personajes juegan un papel preponderante pues en ellos se encarnan ciertos prototipos de individuos que perduran en las sociedades latinoamericanas y alrededor de los cuales...se desarrollan las circunstancias que al final componen la historia de estos pueblos” (41). Nuevamente, con el papel predominate que da a sus personajes, Oviedo trata de capturar la realidad hondureña. El lenguaje de sus personajes también es una dimensión más de la conexión que el autor hace
entre la realidad y su literatura.

El lenguaje
El tercer aspecto común en los trabajos de Oviedo es el lenguaje. Al respecto dice el autor: “en mi obra se nota una búsqueda del aspecto plástico del lenguaje en cuanto a la construcción de imágenes que busca tener un aliento poético” (Ramírez 80). Un ejemplo de este efecto poético se encuentra en “Teleño, el niño que conocía el mar”: Teleño decía globos y todo se volvía armar, conseguir papel periódico, cabullas, trapos viejos, robar el alambre de las construcciones, sobornar a Miguelito el de la gasolinera para que nos regalara gas para los candiles, escribir con algún viejo marcador nuestros nombres que apenas se apreciaban, inundar el atardecer con una pequeña lluvia de estrellas fugaces que se tornaban pequeñas luminarias en las alturas...(Oviedo, Teleño 17-8).
Oviedo puede dar el efecto armónico y poético a su lenguaje cuando éste sirve los propósitos descriptivos de un narrador omnisciente. Cuando el narrador es también uno de los personajes de la historia Oviedo es capaz de mantener un balance entre la armonía del lenguaje y el reflejo de la realidad cotidiana. Es decir, que en sus relatos Oviedo incorpora el lenguaje hondureño de una manera que no disminuye el valor artístico de la obra. A este respecto dice el autor: Yo considero la mayoría de mis relatos como marcadamente realistas...en
cuanto a que hay una intención bastante directa, a nivel de interpretación y de plasmación, de dejar  constancia de lo que ha sido la vida en un momento determinado. Entoces el lenguaje se vuelve precisamente un elemento de primer orden en esa circumstancia, porque es a través de él como esa realidad puede trascender de una manera más auténtica (Ramírez 98).
Oviedo tiene como propósito recuperar la realidad y perpetuarla en sus trabajos. Para lograr este objetivo el autor hace uso de hondureñismos en sus textos. Quizá el ejemplo más significativo de esta tendencia es el que se encuentra en el monólogo del cabo Antúnez, personaje de Como mi general no hay dos: “...Lo que soy yo, de asuntos de guardar, sólo el monis, el pistacho, como dice un sobrino mío que es colegiante del central, habla como bayunco el muy pendejo, supongo que a usted también le gusta la plata, las rolas como dice
mi vieja, y a quién no...” (Oviedo, General 27). El cabo Antúnez, como muchos otros personajes de Oviedo, usa un lenguage que el autor llama “de uso diario”, compuesto por la jerga de estudiantes, soldados, y demás personajes de la vida cotidiana. El uso del lenguaje cotidiano se vuelve un elemento imprescindible de la caracterización de los personajes, agregando por lo tanto, mayor realismo a la obra de Oviedo.
El autor también aclara que en el caso particular de Honduras no existe una marcada distinción entre el habla culta y el habla popular, especialmente en la zona rural que es el marco de la mayoría de sus relatos (Ramírez 98). Por lo tanto, es válido decir que el lenguaje de los personajes de Oviedo son una representación fidedigna del habla cotidiana hondureña.

Además de los hondureñismos, el lector de Oviedo se encuentra con la presencia de lenguaje soez o “malas palabras” en los textos de este autor: “...pero ese día en que la lógica salió mal parada, esa mañana ese domingo, porque nos vengamos como a nosotros nos estaba saliendo de la verga vengarnos” [énfasis mío] (Oviedo, Muerte 34). El personaje recién citado es el narrador del texto y la expresión usada transmite la carga emocional implícita en su enfrentamiento con el opresor. Al respecto del lenguaje soez, Hynes, en su
análisis de Clarissa, encuentra que dicho lenguaje generalmente tiene dos usos dentro de la literatura. Uno de los usos es “to demonstrate one's authority and influence” (313). Varios protagonistas de Oviedo sirven como ejemplo de este uso del lenguaje soez. Por ejemplo, Ramón Castro hace un despliegue de “malas palabras” al dar información sobre uno de sus prisioneros: “Con que sos familia de ese cabrón...Lo único que aquí se sabe es que ese pendejo de tu hermano es un cuatrero, un bandido, un delincuente...” (Oviedo, Muerte 27, 28). El protagonista deja constancia de su posición de superioridad ante su interlocutor con el uso de términos peyorativos para referirse al prisionero. El cabo Antúnez, aunque es un miembro de bajo rango dentro de la institución militar, también se considera a sí mismo investido de poder, probablemente por su proximidad al general. El cabo, al igual que Ramón Castro usa el lenguaje soez para referirse a aquellos que él considera que deben ser reprimidos: “...cuando los agarraron en Olancho, a esos dos [subversivos] también los colgaron de la telita de los guevos, para ver si en realidad eran vergones, y sabe qué, se
cagaron, por esta cruz, se cagaron los semejantes maricas...” (Oviedo, General 45).
El otro uso del lenguaje soez en la literatura es el de mostrar indignación ante los eventos relatados (Ramírez 18). Por ejemplo, el narrador de La gloria del muerto también hace uso del lenguaje soez al relatar las expediciones a que tenía que asistir con el general y que casi siempre tenían que ver con el rastreo y la persecusión de subversivos, incluso bajo condiciones inclementes: “...una oscuridad en la que no podía verse ni los dedos carajo qué mierda de días...” (Oviedo, Gloria 9).
Puede verse entonces como Oviedo, al construir sus relatos, no ignora el papel que el lenguaje soez juega en la vida diaria. Sin caer en un uso excesivo que raye en la obscenidad, el autor logra expresar la realidad cotidiana con mayor fidelidad. En este sentido Oviedo hace una distinción entre una realidad grotesca y una realidad refinada (Ramírez 101). Las condiciones de opresión, de terror y de desigualdad representadas en relatos como La gloria del muerto o en Como mi general no hay dos califican como esa realidad grotesca y, de acuerdo a Oviedo, solamente un lenguaje igualmente grotesco puede representarla de una forma fidedigna (Ramírez 101). También es importante resaltar a este punto que en Oviedo la irreverencia del lenguaje usado por sus personajes encaja con los comentarios hechos por Bakhtin respecto a la función del lenguaje: “[language] essentially amounts to the expression of the speaker's individual discourse. Language arises from man's needs to express himself...” (67). Oviedo, con el uso del lenguaje soez logra expresar su discurso individual de rechazo a la desigualdad en la distribución del poder dentro de la sociedad hondureña.
Este autor expresa su descontento a través de sus personajes. El breve análisis realizado en esta sección da una idea del universo literario de Jorge Luis Oviedo. Como se ha mencionando a lo largo de este capítulo, este universo literario está basado en una realidad nacional. Por esta razón se vuelve necesaria una discusión, si acaso breve, de la realidad hondureña que Jorge Luis Oviedo ha plasmado en sus relatos.